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Los pies son la extremidad del cuerpo que se encarga de soportar todo el peso de nuestro cuerpo. El pie cavo y el pie plano son dos formas distintas del pie. Realmente su forma no es problema siempre y cuando no afecte a su funcionalidad y por tanto, provoque otros problemas.

Pie cavo y pie plano

El pie cavo es aquel que se caracteriza porque el arco plantar es más pronunciado de lo normal. Es decir, el apoyo del pie se concentra en la parte del talón y en el metatarso. La parte media del pie no tiene apoyo. 

En cambio, el pie plano es lo contrario. El arco plantar está aplanado, de manera que todo el pie, desde el metatarso hasta el talón, toca el suelo continuamente.

Ninguno de los dos casos es la forma más correcta, pues en ambos casos, las personas con este tipo de pie tienden a tener algún problema con la movilidad y funcionalidad del pie.

Síntomas

Los síntomas que suelen aparecer en personas con pies cavos y planos son, entre otros:

  • Dolor y sensibilidad.
  • Calambres.
  • Tensión en la zona plantar.
  • Dolor al plantar el pie.
  • Dolor que se extiende también a piernas, rodilla e incluso caderas.
  • Cambio en la forma de caminar.
  • Inestabilidad tanto en pies como en tobillos.
  • Rigidez.
  • Aparición de durezas y helomas (callos) debido al aumento de las presiones en diferentes áreas del pie.

Lesiones asociadas pie plano y cavo

Los pies cavos se caracterizan principalmente por tener una tensión alta en la zona plantar, metatarso y talón, además de inestabilidad. Por ello, las lesiones que pueden asociarse a este tipo de pies son:

  • Metatarsalgia. Dolor en el metatarso (debajo de los dedos) debido a que es una de las zonas de mayor apoyo. Soportan más carga de la que pueden, lo que hace que se produzca un intenso dolor. El incremento de apoyo en la zona anterior del pie. En este tipo de pies los metatarsianos han de soportar más carga de la que son capaces, produciendo así, dolor.
  • Fascitis plantar a causa de la tensión que se genera en la fascia plantar.
  • Esguinces de tobillo. Se debe a la inestabilidad por no tener todos los apoyos necesarios. Ya que el pie cavo se asocia a una supinación elevada del pie (el pie se inclina hacia afuera) y esto provoca la tendencia a volcarse hacia fuera y provocar el esguince.
  • Dedos en garra porque se produce un desajuste de fuerzas. De esta manera se produce la deformación de los dedos.

Los pies planos también pueden dar lugar a lesiones. Entre ellas:

  • Tendinitis aquílea. La parte posterior del pie está sometida a mayor tensión lo que produce inflamación en el tendón.
  • Síndrome de la cintilla iliotibial y de la pata den ganso. La mala pisada puede hacer que se produzca una excesiva tensión en la rodilla. Lo que puede provocar problemas como el síndrome de la cintilla iliotibial o sobrecargas en la pata de ganso que provocan dolor medial en la rodilla.
  • Fascitis plantar. La fascia está muy tensa debido a la caída del arco longitudinal interno y a la pronación asociada al pie pronado.
  • Metatarsalgias de transferencia. Debido a la sobrepresión sobre el primer metatarsiano, que produce una hipermovilidad del mismo y por tanto no carga adecuadamente. Esto hace que se transfieran esas cargas a segundo y tercer metatarsiano, provocándose así una metatarsalgia.
  • Tendinitis del tibial posterior. Los pies planos están normalmente pronados (inclinados hacia dentro) y esto provoca mucha sobrecarga en el musculo tibial posterior, que es el responsable de la estabilidad medial del pie. En estos casos, el paciente refiere cansancio y dolor difuso en cara medial de la pierna cuando camina mucho o permanece largo tiempo de pie.

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