La forma en la que un niño pisa puede influir directamente en su desarrollo físico, su postura y su bienestar general. Detectar a tiempo cualquier alteración en la marcha es clave para prevenir problemas mayores en rodillas, caderas o columna. Pero, ¿cómo saber si mi hijo pisa bien?
Señales de alerta para padres
La forma en la que un niño pisa puede influir directamente en su desarrollo físico, su postura y su bienestar general. Detectar a tiempo cualquier alteración en la marcha es clave para prevenir problemas mayores en rodillas, caderas o columna. Pero, ¿cómo saber si mi hijo pisa bien?
- Camina en puntillas constantemente. Si tu hijo evita apoyar completamente el pie en el suelo y prefiere caminar en puntas, podría haber una alteración en el tono muscular o en su desarrollo motor.
- Arrastra los pies o tropieza con frecuencia. Tropezones constantes, caídas sin motivo aparente o una marcha poco coordinada pueden ser señales de que algo no va bien.
- Gasta los zapatos de forma desigual. Observa las suelas de su calzado. Si una se desgasta mucho más que la otra o de forma irregular (por ejemplo, más en un lateral), es posible que no esté pisando de forma equilibrada.
- Se queja de dolor en pies, piernas o espalda. El dolor no siempre es parte del “crecimiento”. Si tu hijo se queja frecuentemente de molestias al caminar o jugar, puede ser una consecuencia de una mala pisada.
- Tiene pies planos o demasiado arqueados. Algunos niños presentan un arco plantar muy bajo (pie plano) o, por el contrario, demasiado elevado. Ambas condiciones pueden afectar su forma de caminar y requerir seguimiento profesional.
¿Qué hacer si detecto alguna de estas señales?
Lo más recomendable es acudir a un podólogo infantil o fisioterapeuta especializado en desarrollo motor. Mediante un análisis de la pisada y una evaluación de su marcha, se pueden detectar alteraciones y, si es necesario, proponer un tratamiento a tiempo, como plantillas personalizadas o ejercicios de corrección.
Recuerda:
- Una pisada correcta favorece el equilibrio, la postura y el desarrollo físico saludable de tu hijo.
- Observar, detectar y actuar a tiempo puede marcar una gran diferencia.