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El dolor es una sensación desagradable, que puede ser puntual o prolongada en el tiempo, y que nos hace sentir molestia en alguna parte del cuerpo. Es una señal de alerta que nos indica que algo no está bien en nuestro cuerpo.

Cuando esta sensación perdura en el tiempo, más de seis meses, se considera dolor crónico. En estos casos, el dolor no es una señal de alerta, sino una enfermedad en sí misma.

Las unidades del dolor son unidades multidisciplinares especializadas en el tratamiento del dolor agudo y crónico. Cuentan con profesionales de diferentes especialidades, como médicos, enfermeras, psicólogos y fisioterapeutas, que trabajan de forma coordinada para ofrecer a los pacientes un tratamiento para disminuir en la medida de lo posible el dolor.

Cuándo acudir a la unidad del dolor

Hay una serie de situaciones en las que se recomienda acudir a la unidad del dolor. Las situaciones más comunes son cuando el dolor tiene estas condiciones:

  • Intenso y limita las actividades de la vida diaria. El dolor puede dificultar el trabajo, la escuela, las relaciones sociales y las actividades recreativas.
  • No responde al tratamiento farmacológico. En ocasiones, los medicamentos no son suficientes para controlar el dolor.
  • El origen es por una enfermedad crónica. El dolor es, en muchos casos, síntomas de una enfermedad. Es frecuente en casos como la artritis, la fibromialgia o incluso el cáncer.
  • Neuropático. El dolor neuropático es causado por una lesión o enfermedad de los nervios. Puede ser muy intenso y difícil de tratar.
  • Postoperatorio. Tras una operación es posible sentir dolor intenso que a veces ralentiza la recuperación e incluso puede permanecer en el tiempo.

Qué ofrece la unidad del dolor

La unidad del dolor está constituida por especialistas que adaptan los tratamientos en función del tipo de dolor. Dichos tratamientos puede ser:

  • Medicamentos. Los medicamentos son el tratamiento principal para el dolor. Hay muchos tipos diferentes de medicamentos para el dolor, y el especialista es quien elegirá el tratamiento más adecuado para cada paciente.
  • Terapias físicas y de rehabilitación. Se emplea para mejorar la función y actividad del cuerpo y como consecuencia, para reducir el dolor.
  • Intervenciones neuromoduladoras. Las intervenciones neuromoduladoras son técnicas que utilizan la electricidad o la estimulación magnética para alterar la actividad de los nervios. Pueden ser muy eficaces para el tratamiento del dolor crónico.
  • Terapias psicológicas. Las terapias psicológicas pueden ayudar a los pacientes a afrontar el dolor y a mejorar su calidad de vida.

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