Durante una intervención quirúrgica en el pie, el ecógrafo actúa como una herramienta de imagen en tiempo real que permite al cirujano visualizar estructuras internas sin necesidad de incisiones amplias. Esto ofrece beneficios como aumento de la precisión, reducción de riesgos y mejora de los resultados.
Paso a paso de cómo guía el ecógrafo
A continuación, te explicamos de forma detallada cómo el ecógrafo guía al cirujano en cada fase que forma parte de la intervención.
1. Localización precisa de estructuras anatómicas
Antes de realizar cualquier corte o punción, el cirujano coloca el transductor del ecógrafo sobre la piel del pie. La ecografía le permite identificar en pantalla:
- Tendones
- Nervios
- Vasos sanguíneos
- Huesos
- Bolsas o quistes
Esto es fundamental en zonas de anatomía compleja o cuando las estructuras no son palpables.
2. Planificación del acceso quirúrgico
Con la información del ecógrafo, el cirujano define:
- Dónde realizar la incisión
- Qué trayecto debe seguir para evitar estructuras sensibles
- Cómo llegar con precisión a la zona patológica (como un quiste, neuroma o espolón)
3. Intervenciones mínimamente invasivas guiadas
Durante la cirugía, el ecógrafo se sigue utilizando para:
- Visualizar en tiempo real la progresión de la aguja, bisturí o pinza
- Confirmar la posición exacta antes de cortar, retirar o inyectar
- Evitar daños a nervios o vasos
Por ejemplo, si se realiza una liberación de un neuroma de Morton, el ecógrafo ayuda a localizar el nervio engrosado y a guiar el bisturí con precisión milimétrica.
4. Confirmación del resultado
Tras completar el procedimiento, el cirujano puede utilizar de nuevo la ecografía para dos cosas más. Por un lado, para comprobar que se ha eliminado el tejido o liberado la estructura deseada. Por otro lado, para confirmar que no hay hematomas ni daños colaterales.