Las patologías en los pies de los niños pueden aparecer desde el nacimiento o a medida que se van desarrollando. Por ello, es importante vigilar el crecimiento del niño y si fuese necesario acudir a un especialista en podología. Hay que ser rápido y poner solución lo antes posible para no dificultar su corrección.
La mayoría de las patologías en los niños se pueden tratar porque al estar en etapa de crecimiento, la eficacia de los tratamientos es mayor.
Cómo detectar anomalías
El primer paso para tratar una patología es detectarla. Para ello es importante que los padres y familiares de los niños vigilen el crecimiento y tengan en cuenta algunas señales que nos avisan de que algo no funciona bien o al menos como debería.
- Juntas o separan las rodillas. Es lo que se conoce como piernas arqueadas o lo contrario, piernas en X.
- Caminan de puntillas.
- Se tropiezan con frecuencia al caminar.
- Se quejan de dolor en el pie o en la pierna.
- Se quejan de cansancio en las pernas y no quieren caminar
- Deforman el zapato más por un lado que por otro al caminar.
- Caminan con la punta para dentro o para afuera.
Cualquier apreciación que difiera de una zancada diferente a la habitual nos avisa de que algo no funciona correctamente. Acude al especialista, podólogo que puede realizar las pruebas pertinentes para detectar anomalías.
Principales patologías
Las patologías más comunes en los pies de los niños son las siguientes:
- Pie valgo. Es una anomalía que afecta a la forma de apoyar el pie en el suelo y, por tanto, de caminar. Consiste en que los talones se colocan hacia a dentro y las puntas pueden estar hacia dentro o alineadas. En cambio, cuando está de puntillas el talón está hacia a fuera.
- Pie plano. Se produce cuando existe la altura del arco longitudinal plantar interno es baja. Se distinguen dos tipos de pie plano. Por un lado, pie plano flexible, que se caracteriza por la existencia de mayor flexibilidad en sus articulaciones. Visualmente es fácil de detectar porque cuando el niño está de pie, el puente se hunda provocando un pie plano y desviando el talón hacia adentro. En el pie plano rígido, hay uniones anómalas entre los huesos del pie. Esto provoca que la altura del arco no sea la adecuada. En este caso, cuando el niño se pone de puntillas la postura del pie y del talón no cambian y siguen mostrando su anomalía.