1. La conexión crítica entre pies y autonomía
Los pies de una persona mayor han soportado el peso del cuerpo durante décadas, sufriendo desgaste natural, y a menudo, las consecuencias de enfermedades crónicas.
- Impacto en la marcha. Los problemas en los pies (dolor, deformidades, callos) alteran la pisada, lo que se traduce en una marcha insegura e inestable.
- Prevención de caídas. El dolor o la falta de estabilidad son factores de riesgo directos para las caídas, que son una de las principales causas de pérdida de autonomía y hospitalización en ancianos.
- Incentivo a la actividad. Si caminar duele, la persona se mueve menos, lo que conduce al sedentarismo, atrofia muscular y aislamiento social, iniciando un círculo vicioso de deterioro.
2. Problemas podológicos comunes en la tercera edad
El envejecimiento trae consigo cambios fisiológicos que hacen a los pies más vulnerables:
| Problema común | Descripción | Riesgos sin tratar |
| Uñas engrosadas (Onicogrifosis) | Uñas duras, gruesas y difíciles de cortar debido a traumatismos, calzado o mala circulación. | Uñas encarnadas, dolor, dificultad para calzarse. |
| Callos y durezas (Queratosis) | Acumulación de piel endurecida por fricción y presión, a menudo dolorosos. | Úlceras o heridas, especialmente en pacientes diabéticos. |
| Piel seca y agrietada | La piel pierde elasticidad y grosor, volviéndose propensa a grietas (fisuras) en los talones. | Vía de entrada para infecciones. |
| Deformidades | Juanetes (Hallux Valgus), dedos en garra/martillo, que cambian la estructura del pie. | Dolor crónico y roce constante con el calzado. |
| Problemas circulatorios/neurológicos | Asociados a enfermedades como la diabetes, que reducen la sensibilidad (Neuropatía) y dificultan la curación de heridas. | Pie diabético (úlceras graves que pueden llevar a la amputación). |
3. Cuidados esenciales de podología geriátrica
La prevención y el cuidado diario son fundamentales:
A. Higiene y revisión diaria
- Lavado. Diario con agua tibia y jabón neutro.
- Secado metódico. Secar meticulosamente, sobre todo entre los dedos, para prevenir hongos (micosis) y maceración.
- Inspección visual. Revisar a diario toda la superficie del pie (incluyendo la planta) en busca de rojeces, hinchazón, ampollas o pequeñas heridas que la persona podría no sentir debido a la neuropatía.
B. Hidratación y uñas
- Hidratación. Aplicar una crema específica para pies (a menudo con urea) diariamente. Evitar aplicar crema entre los dedos para no fomentar la humedad.
- Corte de uñas. Siempre en línea recta y sin cortar las esquinas para prevenir uñas encarnadas. Si las uñas están muy gruesas, debe hacerlo un podólogo.
C. Calzado adecuado
- Horma ancha y puntera amplia. Para que los dedos no estén apretados y evitar fricciones.
- Sujeción segura. Con velcro o cordones para un ajuste firme que dé estabilidad.
- Suela antideslizante y firme. Para amortiguar la pisada y reducir el riesgo de caídas.
- Material transpirable. Evitar el sintético para reducir la humedad y la aparición de hongos.
D. Visita regular al podólogo
La visita al podólogo (al menos cada 6 meses) es crucial para:
- Eliminar callosidades de forma segura (Quiropodia).
- Tratar uñas engrosadas o con hongos.
- Detectar a tiempo cualquier cambio en la piel o las uñas que pudiera indicar una complicación mayor.
- Realizar un estudio de la pisada y, si es necesario, prescribir plantillas ortopédicas personalizadas para mejorar la estabilidad y redistribuir presiones.
